Aves de paso entre tu almohada y mi viernes
Hace calor. Llegamos este maldito viernes a la Estación Central. Bonito nombre para un pueblo de mala muerte en medio del desierto. El coche se recalentaba y tuvimos que tomar un desvío antes de que me cargara la junta de culata. Nunca me gustó deambular por carreteras secundarias. Y menos por estas estepas salvajes y requemadas por el sol. Y encima sin mapa ni GPS. Laura necesitaba beber agua y pasar al servicio. No necesariamente por ese orden. Hacía más de una hora que no me dirigía la palabra. Ella sabía muy bien cómo sacarme de mis casillas. Sigue leyendo